Almen Molten – Hace tiempo que no paso por aquí. Y no es porque no haya habido temas de los que hablar. Como por ejemplo, mencionarle a algún negacionista de la violencia de género las 16 mujeres asesinadas en lo que va año, más algunos de sus hijos, por supuesto a cargo de sus parejas o exparejas hombres. Estranguladas, degolladas, decapitadas… Supongo que será por algún otro motivo que no sea el machismo que todavía hoy todo lo invade.

También podría haber hablado de las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio del Interior que explican que el 42% de las víctimas de delitos sexuales en 2023 fueron menores; de esas víctimas, el 100% fueron mujeres. El 100% de los agresores fueron hombres, mayoritariamente “españoles” (ojo al dato) y menores de 30 años. Si no lo llamamos violencia machista ni violencia de género, no sé cómo llamarlo, pues según estas cifras, no hay mujeres que violen a hombres. Y, por cierto, no es que ellas no puedan violarlos a ellos, por supuesto que se puede.

Podría haber escrito sobre esto. Y no lo he hecho. Y en parte pido perdón, porque reconozco que siento cierto cansancio; y si los que deshacemos la montaña no nos llevamos nuestro granito, la montaña seguirá haciéndonos sombra. Por el negacionismo también siento cansancio, por supuesto, pero dejar de negar nos ocupará más tiempo. Pero, sobre todo, siento agotamiento por la falta de políticas sociales y unidad de carácter feminista que construyan una sociedad mejor. Porque no somos capaces de diferenciar como sociedad entre feminismo y política feminista. Y los políticos, menos.

¿Estás a favor de la igualdad? ¿De la no discriminación de la mujer? ¿De colaborar a un mundo mejor libre de violencias de hombres hacia las mujeres por el hecho de serlo? ¿Del justo reparto de tareas? ¿De las bajas de paternidad? Entonces, eres feminista. Y entonces, estás en contra de la violencia de género. Sí, así se llama. Podríamos haberlo llamado de otra manera, probablemente, pero se llamó de alguna manera para identificar el problema de ese tipo terrorismo para intentar solucionarlo. He dicho terrorismo, sí.

Lo demás, la guerrilla cutre entre ideologías, son políticas feministas. Es otra cosa que, por cierto, no debería polarizar al resto de la sociedad en la lucha por un mundo feminista. Qué menos que haber cierta unión, un mínimo de interés por solucionar un problema social: ¿no están acaso todos ustedes de acuerdo en que más de 1.300 mujeres asesinadas desde 2003 por sus parejas o exparejas son demasiadas mujeres? Sí, antes dije terrorismo y es por esta cifra, que me corta la digestión. ¿Tampoco encontramos un punto de unión en eso?

Que no pase en tu entorno, no quiere decir que no exista.
Que tú creas que no lo eres, machista, digo; no quiere decir que no lo seas.
Por mucho que lo repitas como un loro.

La cuestión es que hoy he consultado el horario de verano del gimnasio, con cierta desgana, por cierto. Y he visto que los lunes a las 20:00 (hora peninsular) hay una sesión de Super Woman Glúteo. He estado apunto de preguntar en el perfil de Facebook algunas dudas que me ha suscitado el nombre de la clase, puro prejuicio, supongo; pero he preferido no exponerme a una lapidación de argumentos de escasa originalidad, desmesurada disparidad y de enfoque hetero-patriarcal y posiblemente caucásica (de nuevo, un prejuicio) por sugerir una clase de Super Man Glúteos, que falta haría.

Dudas, muchas, qué voy a decir:
¿En esa clase entran hombres? ¿O se quedan mirando?

Porque, claro, si es Super Woman, para sus súper glúteos, no es para ellos, sean o no súper (entiendo que Super Woman tendrá súper glúteos, ¿no? Disculpen el atrevimiento si me he lanzado al vacío con esta hipótesis).

Un gimnasio, al final es un negocio. Entiendo que han atendido a su público y que han creado una clase para un target específico. Hasta aquí, de acuerdo y mi enhorabuena por diversificar sus opciones de producto en el libre mercado. Veo bien que tu marca solucione una demanda a un segmento de tus usuarios. Pero, ¿sólo las mujeres quieren tener los glúteos tonificados?

Entiendo que el nombre representa el objetivo de la sesión para el usuario, o al menos dirige al cliente hacia una actividad física determinada que corresponde con la denominación. Igual que otras actividades que aparecen en el mismo calendario, como “Natación infantil perfeccionamiento”, “bike”, “pilates” o “natación terapéutica”. Si voy a natación infantil no espero ver un conjunto de levantadores de piedras dentro de la piscina. Si voy a Súper Woman Glúteo…

Y para finalizar, que no quiero mencionar el cuestionado machismo estructural, ¿por qué las mujeres querrían tener un buen culo y los hombres no lo considerarían necesario? ¿Quién considera necesario qué y por qué?

Y sí, los súper culos men, o glúteos, o como lo quieran llamar ya que el nombre no es importante, también merecen su reconocimiento. Démosles su espacio en el horario.

Almen Molten,
para Periodísticamente

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