En parte, porque nació como un insulto, aunque puede que no sea el único motivo.
Para comenzar, vamos a aclarar conceptos:
- Machismo: superioridad del hombre sobre la mujer
- Hembrismo: superioridad de la mujer sobre el hombre
- Feminismo: igualdad entre mujeres y hombres.
Para continuar, vamos a realizar unos comentarios sobre estos conceptos:
- La palabra machismo aparece en el diccionario de la RAE por primera vez en su edición de 1914
- La palabra hembrismo no viene recogida en el diccionario. Valoremos esta salvedad desde una perspectiva social: lingüísticamente existe el machismo, pero no el hembrismo, por lo que entendemos que esta jerarquía de género no existe o al menos no se contempla. Esto, invita a la reflexión.
ORIGEN DE LA PALABRA FEMINISMO
Es un término de origen médico que nace a finales del siglo XVIII a cargo de Ferdinand-Valérie Fanneau de la Cour, quien por primera vez describió el debilitamiento que sufrían los varones enfermos de tuberculosis como “feminismo” o “afeminización” (Aparece en su tesis doctoral Feminismo e infantilismo en los. tuberculosos). Posteriormente, el concepto se extendió, dentro del mismo campo científico, para aquellos hombres que presentaban déficit en el desarrollo de la masculinidad. Cuando de la Cour acuña el concepto corría el año 1870.
No perdamos la vista en esta historia la segunda revolución industrial (1880-1914), la transición del ámbito rural a las ciudades, la inclusión paulatina de la mujer al trabajo remunerado… comenzaron con fuerza – o más bien continuaron, porque ya se iniciaron durante la Revolución Francesa en 1789- las reivindicaciones por parte de las mujeres para ganar igualdad respecto a los hombres en todos los espacios (laboral, educativo, social, familiar, económico, jurídico-sufragista…).
Durante y tras esta segunda etapa de revolución social, los aristócratas de la época, que ven peligrar su poder sobre la sociedad y la consecuente discriminación de la mujer, comienzan a insultar a estas revolucionarias y, sobre todo a los hombres que las apoyan, llamándolas feministas: estas personas eran consideradas falsos hombres o hombres tan afeminados que se posicionaba a favor de las mujeres. De hecho, fue Thomas-Alexandre Dumas (Alejandro Dumas, hijo) quién en un panfleto político publicado en 1982 llamado El hombre-mujer, insultaba así, por primera vez y públicamente, a los hombres que apoyaban a las mujeres sufragistas. ¡¡Feministas!!
Dicen, que el insulto pasó a ser popular en la clase alta y, así, se extendió al resto de estamentos sociales de la época. También dicen que, al ser en sus inicios considerada una lucha excepcionalmente de las mujeres, ellas acogieron el término con orgullo, es otro motivo. Y cierto es, que si aquellas mujeres hubiesen tenido el apoyo de los hombres de la época, quizá hubiese sido más natural llamarlo igualitarismo. Pero, no fue así, de hecho, no es así, recordemos, que de esto han pasado ya 200 años y ahí seguimos.
EL NEOMACHISMO Y EL FEMINISMO
Y digo seguimos, porque es cierto. El mecanismo de insultar el movimiento no ha cambiado. ¿Te suena la palabra feminazi? Funciona igual. El neo-machismo tiene la misma estrategia que el machismo más arcaico: desprestigiar el movimiento, denigrarlo y menospreciarlo para que carezca de valor social y sea más difícil promover el cambio hacia la igualdad de género.
El feminismo no persigue exterminar al hombre. De hecho, para esta corriente ideológica, el hombre es parte indispensable, puesto que busca la igualdad entre géneros en las diferentes esferas sociales. El feminismo requiere el compromiso y el reconocimiento de mujeres y hombres, los necesita a ambos. ¿Cuál es el paralelismo, entonces, con el nazismo? ¿No les parece excesivo comparar a una persona feminista con una nazi? La cuestión es cómo el machismo, que es negado de base por los machistas y neo-machistas, se impone y mantiene gracias al insulto.
Otro insulto muy empleado por el machismo es llamar “pesadas” a las personas feministas: ahora no se puede hablar, no se pueden echar piropos, nos recortan libertades, siempre estáis igual, tenéis los mismo derechos que los hombres, todo es mentira… Las personas feministas no somos pesadas. Imagínese que durante 1.500 años le hubieran dicho que es un inútil y, por ser hombre, no hubiese podido votar, trabajar, abrirse una cuenta bancaria, sacar dinero o, simplemente, tener una educación académica. ¿Qué haría? Seguramente, ser feminista.
[…] Existe una confusión con la palabra feminista. Muchas personas desconocen el significado y el origen de la palabra. Si te interesa el tema, aquí tienes información. […]
[…] eres feminista. Y entonces, estás en contra de la violencia de género. Sí, así se llama. Podríamos haberlo llamado de otra manera, probablemente, pero se llamó así para identificar el problema de ese tipo terrorismo para […]