Melilla ante los movimientos migratorios (III): el guardia civil
AVISO: Esta narración forma parte de la tesis doctoral Nacimiento y evolución de la legislación de extranjería en la prensa española: La especialización periodística como respuesta académica a la comunicación pública y al derecho a la información (Barrutia, 2017, pp. 140-151), dentro del apartado teórico Confiar o no en la prensa.
La tesis, realizada por compendio de investigaciones, incluye el estudio Comunicación e inmigración: el caso de la valla de Melilla como punto de partida hacia la especialización periodística (Barrutia, 2017), lectura que recomendamos para un mejor encuadre de este post que trata sobre el ejercicio y desarrollo de la actividad periodística desde la perspectiva de la inmigración irregular.
Para esta investigación sobre la valla de Melilla se realizaron una serie de entrevistas: a un historiador, dos periodistas con ideologías opuestas, un guardia civil y un político, todos ellos ciudadanos melillenses. Todos solicitaron permanecer en el anonimato, y así siguen para evitar posibles problemas por el simple hecho de opinar. Realizar esta investigación, pequeña y sin más intención que comprender el funcionamiento del engranaje político-mediático-social, también tuvo algún inconveniente inesperado.
En este post, disfrutamos de la visión del guardia civil:
El guardia civil, en parte, muestra la otra cara del contexto inmigrante/periodista. “Melilla es una ciudad que mide 14 km2 y tiene 600 guardias civiles. Es una opción para tener un sueldo fijo y ganar dinero y tener más, a lo melillitas. No hay vocación. Muchos ven a un periodista grabando en la playa y llaman a un superior para preguntar si eso es legal. O se molestan si estamos atendiendo a inmigrantes y nos están grabando, ¿estás haciendo algo malo?, entonces qué más te da que te graben. Aquí lo único que saben hacer son espetos de sardinas en la playa de Marruecos”, explica el guardia civil, que afirma sentirse “un bicho raro” dentro del cuerpo. El guardia explica que si los extranjeros entraran por un punto habilitado no habría problema alguno, pero que “los inmigrantes saben que si entran por un punto no habilitado comienza un proceso administrativo, eso se lo tiene que decir alguien de aquí. O alguien les engaña para conseguir una foto, por ejemplo”.
En cuanto a la polémica de las fuerzas de seguridad en contra de los periodistas el guardia civil explica que a él le “dan lo mismo. El problema es que Melilla es una ciudad fronteriza y ultrasensible, no pertenece al Tratado de Schengen y además no se permite hacer fotos porque no lo autoriza la Delegación del Gobierno al ser zona de seguridad. No es que estemos en contra de que los periodistas hagan su trabajo. Es que está prohibido. No se puede grabar ni fotografiar. Y si además es de noche y te pillo escondido entre los pinos, al lado de la valla, con el equipo fotográfico esperando a que salten pues te detengo porque tienes más información que yo. Porque es mi trabajo”.
El tema de la violencia entre inmigrantes y policías y guardias civiles también da mucho que hablar en la prensa. Las publicaciones de mediados de octubre de 2012 hablan de lucha entre ambas partes, algo que los periodistas melillenses entrevistados no han contrastado y que el agente desmiente. “Los inmigrantes no son violentos. Ni tampoco lo fueron en los últimos saltos a la valla. Bueno… la palabra inmigrante no me gusta mucho, parece que con ella solo se hace alusión a los negros subsaharianos… La verdad es que ellos están súper cuadrados, si quisieran nos pasarían por encima. Y no lo hacen”. Los medios de comunicación pusieron de manifiesto que algunos policías habían resultado heridos durante una reyerta provocada a la entrada de inmigrantes a la ciudad. “Si haces deporte también te lesionas, cuando juegas al fútbol te haces daño, cuando corres. No son agresiones. La misión fundamental de la Guardia Civil es que nadie salte la valla, pero algunos están asilvestrados, pero no son violentos. El otro día llegó una patera y tuvimos que salir corriendo detrás de ellos. Podemos salir y darles caza, pues sí, pero para qué, si de Melilla no se puede salir. El objetivo del negro es saltar y correr, nada más, y no hace falta pegar a nadie. Y lo de las palizas que ha salido publicado tampoco lo veo, eso es una tontería, la Delegación no paga a nadie”, dice el guardia civil.
Es preciso señalar que durante mi entrevista con Periodista 2, un coche paró a nuestro lado y tomó un par de fotografías. El periodista me explicó que era la Guardia Civil, “se supone que de incógnito, pero esto es muy pequeño”, y me advirtió que me seguiría un coche marca Peugeot, color blanco. Y así fue, hasta que tuvo lugar la entrevista en la casa del guardia civil, que nada más abrir la puerta preguntó “en qué lío andas metida”. Días más tarde fue necesario mandarle a la Guardia Civil todos los datos de esta tesis doctoral (índice, pago de matrícula, descripción, objetivo…), pues pensaban que estas entrevistas y estas visitas a la prensa tenían relación con futuros posibles saltos y su cobertura.
Sin duda toda una experiencia. Y sin duda reveladora.
Puedes leer la investigación completa en este enlace
Aquí te dejamos todos los enlaces de la saga Confiar o no en la prensa. El caso de la valla de Melilla:
(I) El historiador
(II) El político
(III) El guardia civil
(IV) La prensa
Imagen de portada: Publicada en 20 minutos bajo el rótulo Imagen de archivo de un intento de salto a la valla de Melilla. PRODEINONG
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