Fuente: Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Valla_de_Melilla

Melilla ante los movimientos migratorios (I)

AVISO: Esta narración forma parte de la tesis doctoral Nacimiento y evolución de la legislación de extranjería en la prensa española: La especialización periodística como respuesta académica a la comunicación pública y al derecho a la información (Barrutia, 2017, pp. 140-151), dentro del apartado teórico Confiar o no en la prensa

La tesis, realizada por compendio de investigaciones, incluye el estudio Comunicación e inmigración: el caso de la valla de Melilla como punto de partida hacia la especialización periodística (Barrutia, 2017), lectura que recomendamos para un mejor encuadre de este post que trata sobre el ejercicio y desarrollo de la actividad periodística desde la perspectiva de la inmigración irregular.  

Para esta investigación sobre la valla de Melilla se realizaron una serie de entrevistas: a un historiador, dos periodistas con ideologías opuestas, un guardia civil y un político, todos ellos ciudadanos melillenses. Todos solicitaron permanecer en el anonimato, y así siguen para evitar posibles problemas por el simple hecho de opinar. Realizar esta investigación, pequeña y sin más intención que comprender el funcionamiento del engranaje político-mediático-social, también tuvo algún inconveniente inesperado.

En este post, disfrutamos de la visión de Historiador:

“Melilla es como una persona muy compleja y muy contradictoria. La contradicción es la base de esa personalidad. Melilla es una ciudad aparentemente muy sencilla y muy simple, cuyo aspecto cada vez se diferencia más de las ciudades andaluzas por los ciudadanos de origen bereber. Que hay que tener cuidado con estas diferencias para no ofender a nadie…. Están los de origen bereber y los de origen europeo, que serían los maletiquetados como cristianos y dentro de los que se meten también los judíos. Y los otros, mal etiquetados tradicionalmente como musulmanes. Somos distintos por nuestra fisionomía, nuestras costumbres…”, arrancó Historiador, historiador y entonces columnista de un periódico local respondiendo a la pregunta de cómo es Melilla.

“Es una ciudad muy bien trazada, con 80.000 habitantes, con dos senadores y un diputado, con un presupuesto que es dos o tres veces el de Marbella. Tiene un ente, que es el presidente autonómico, que hace que el cargo se codee con los otros 18 presidentes autonómicos y cuando el Rey invita al presidente de la Generalitat o al leendakari, también invita al de Melilla. Eso le da un aire glamuroso y ponderado por los melillenses. Aparentemente, es muy bonita, pero es tremenda, si uno la mira bien”, dice el historiador. ¿En qué consiste esa complejidad? En parte por la convivencia de cuatro culturas y distintas etnias, convivencia en armonía, pero, ¿hasta qué punto?

¿Es Melilla racista? “No lo es más que Almería. Además, ¿qué es el racismo? Si lo entendemos como una diferencia y una segregación de una raza por ser distinta a otra, entonces lo son todas las ciudades de España. Pero no es más racista que Madrid, ni que Almería, ni que los pueblos de Almería; lo es menos que cualquier zona porque estamos acostumbrados, los melillenses, a convivir con personas que creen, hablan, rezan e incluso comen y sueñan en otro idioma y en otro Dios distinto al nuestro. Lo vivimos desde chicos y entonces se asume con naturalidad”.

Historiador afirma desde el principio que Melilla es bonita y trágica a la vez, y lo hace con énfasis. Y esa contradicción que impera desde el principio de la entrevista es ligada a la valla de frontera. “Melilla tiene una frontera, tiene una valla que hace de la tragedia un monumento. Un monumento para olvidar. Una frontera con la que nadie está de acuerdo, ni los del otro lado, ni los de aquí, ya que es una valla por persona interpuesta”. Es una valla con Marruecos que “no ofende a los marroquíes, ellos saben que entrando en Melilla no tienen solucionado nada de la inmigración ilegal porque saben que esto está muy lejos de Barcelona, que es donde ellos quieren ir, y que tendrían que jugarse la vida en una patera”, dice el historiador. ¿Pero y los melillenses qué opinan? ¿La valla les ofende? ¿Qué opina la sociedad de esa separación? “La valla no ofende a Marruecos. Pero sí ofende a cualquier persona de bien. Es como una cicatriz que uno tiene que llevar, es una valla para frenar los deseos de prosperidad de la población subsahariana que son engañados por una fortuna, por los mafiosos, y ellos se entusiasman al ver la bandera de España”, dice el historiador.

Muchos dicen que la valla es un atentado contra los derechos de las personas y tan solo es entendida como un requisito para formar parte de Europa y esta idea se refleja en gran parte de la sociedad melillense, incluyendo fuerzas de seguridad, políticos, sanitarios… “Quién no entiende que si nosotros estuviésemos al otro lado también buscaríamos la prosperidad. Lo que pasa es que también intentamos entender algo que no sé si es correcto bajo el prisma occidental, o bajo el prisma universal, y es que la valla tiene que estar. Si no estuviera tendríamos aquí…. Aunque quizá fuera esa una solución, que vieran que aquí hay una playa y que más allá no se puede ir, y que se volvieran, y que se lo contaran a los otros. Quizá esa fuera la solución, pero nadie se quiere arriesgar. Pero no, aquí hay una valla que es una tragedia en sí misma. Una tragedia. Y los medios de comunicación de Melilla… la gente de Melilla ayuda a los que saltan la valla, y les da de comer y les dan mantas. Y es sobrecogedor cuando la gente ve cómo entran y les ayudan. Es tremendo. Eso nada más que lo sabemos nosotros, no lo reconoce nadie. Es un problema que tendrían Adra y otros puntos de costa de la península si no estuviera Melilla donde está”, dice el experto en historia.

Muchos periódicos, locales y nacionales, califican los saltos a la valla como de “exitosos” y sobre todo hacen hincapié en la “facilidad” con la que los extranjeros consiguen pasarla: se trata de una valla metálica doble de seis metros de altura, más un metro más de alambre con espinos; entre una valla y otra hay un amasijo de alambrada. Historiador critica que “en los medios de comunicación se nombra la situación como un hecho consumado. Todo es como quiera entenderse. Hay muchos y cuando son muchos se organizan bien. Arrancan un árbol para atraer a las fuerzas de seguridad y mientras otros entran por otro lado. Y se trata de un éxito que en realidad es una tragedia porque es efímero, pero… por muy mal que estén aquí están mucho mejor que allí. Hay quien ha saltado varias veces. Al campo no se le pueden poner puertas”.

Los medios de comunicación melillenses, gracias a las declaraciones del delegado del Gobierno de la Ciudad Autónoma, AbdelMalik El Barkani, calificaron los acontecimientos del mes de octubre de 2012 como un “asalto en toda regla”. Historiador se vuelve a mostrar crítico, ya que considera dicha calificación como “una mentira total. Los medios de comunicación de Melilla están todos subvencionados por la Ciudad Autónoma y por tanto la misma noticia se lee siempre igual, no hay contraste. No es que haya manipulación, no hay opinión. Hay una opinión. Y por mucha verdad que quiera decir el periodista el gran contribuidor del sostenimiento del medio de comunicación es la Ciudad. No hay un periódico de izquierdas y otro de derechas, que es fundamental. Eso sin hablar de la mala redacción, faltas de ortografía flagrantes, malas entradillas, malos titulares. Pero lo que queda escrito es lo que dentro de 50 mirarán los investigadores, y lo que se está escribiendo no es la verdad”.

Desde el punto de vista periodístico, como primera conclusión, podemos decir que la pluralidad informativa es necesaria para una sociedad más justa, en todos los sentidos. Desde el punto de vista social nos preguntamos hasta qué punto la valla fronteriza es humana, es política, es europea o es una realidad con la que los melillenses no se sienten cómodos.

Aquí te dejamos todos los enlaces de la saga Confiar o no en la prensa. El caso de la valla de Melilla:
(I) El historiador
(II) El político
(III) El guardia civil
(IV) La prensa

Imagen de portada: wikipedia

3 comentario en “Confiar o no en la prensa: el historiador”

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