Es a través del lenguaje, y de la comunicación implícita en este, como llegamos a los usuarios. Por este motivo, la comunicación corporativa pasa por un buen uso del mismo, unificando criterios como método de identidad. El nombre no sirve para describir, sino para distinguir.

Y así es, la identidad de marca de una empresa pasa por, no solo escribir bien, sino por plantear las comunicaciones siguiendo unas normas de estilo que se deben componer según la gramática y la ortografía de la lengua. En caso de duda sobre cómo escribir una palabra o cómo componer una oración, recordemos que en español podemos consultar a la RAE, y cualquier de sus manuales, o el diccionario REDES. En caso de conflicto, que la Academia decida.

Del fracaso al éxito…

Dentro de tu plan de marketing y comunicación, asegúrate de que tus contenidos respetan siempre la misma norma de escritura. Escribir una palabra cada vez de una manera puede provocar errores en la interpretación del contenido por parte del usuario, además de que puede interpretarse como una falta de ortografía. Un mal naming puede jugarle una mala pasada a tu marca:

Es el caso de ChupaChus. La marca decidió “acercarse a sus potenciales clientes” hablando como ellos, usando su “propio lenguaje” como estrategia de branding. Que te lloren o no los ojos al verla dependerá de si la publicidad de esta conocida marca está destinada a ti o no. Y eso fue justo lo que ocurrió: ChupaChus enfocó mal su estrategia, pues un buyer-persona de la marca son los padres (que deciden y pagan), además de los hijos como principales consumidores.

Esta campaña tan llamativa fue muy mal acogida por los padres, preocupados por la educación de sus hijos.

Cuando surge la duda, la solución pasa por unificar un criterio.

La palabra francesa rappel, que significa entre otras acepciones “pago atrasado”, se usa en el sector turismo con bastante frecuencia en español. Es un término bastante extendido que se refiere al pago de sobrecomisiones por producción.

En español y según la RAE, la palabra rappel no existe. Y rápel o rapel, recoge ambas opciones de escritura, significa solamente una técnica de descenso en alpinismo.

Por tanto, escribir esta palabra siguiendo las normas de ortografía españolas, sería inventarse una palabra. ¿Adaptamos la palabra deliberadamente o usamos un extranjerismo? La duda está servida, y en última estancia, dependerá del criterio de la marca.

En cualquier caso, aprovechamos para solicitar a la RAE que añada una nueva acepción a la palabra rápel o que incluya el término rappel en su diccionario.

Un comentario en «Tu marca también necesita buena literatura.»

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