Hace unos días publicaba en algunas redes sociales una breve opinión sobre el tratamiento del caso del joven Álvaro Prieto. En parte, decía esto:
“Ya basta.
Desde que lo encontraron, hemos tenido imágenes de su cuerpo entre dos vagones en un directo. Imágenes obtenidas de sus redes sociales.
Hemos tenido los resultados de su autopsia.
También circulan noticias en medios de comunicación generalistas sobre el último mensaje que envió y a quién.
Además, especulaciones, también en medios de comunicación, sobre si se quedó sin batería y rechazó un cargador, sobre si no pudo pagar un billete de tren y otras muchas cosas más.
Ya basta.
Por respeto al fallecido, a la familia, a sus seres queridos. También a la sociedad.
Que se abran las investigaciones pertinentes y que se informe cuando éstas concluyan si acaso es relevante” (…)
Esto es un auténtico mercadillo de contenidos donde prima la cantidad, sin calidad. Hablar por hablar, descontrolando la ética y los criterios propios de una sociedad justa y avanzada a cambio de un clic o de comentarios anónimos.
Sé que hay que distinguir entre periodismo, periodistas y medios de comunicación, pero aún así. Esto empieza a ser insostenible, y aquí entran en juego, también las audiencias y su comportamiento.
Parte del problema, de difícil solución, es la desconfianza que el actual sistema de información está provocando en la sociedad.
❌Todo vale. Y si no vale ya miramos para otro sitio…
❌Todo es mentira hasta que no se demuestre la verdad
❌Está mal, pero voy a compartirlo para que veas lo mal que está
❌Necesito tu clic.
Mis empleados necesitan tu clic para poder garantizar su supervivencia laboral. Sin inmediatez, no hay visitas; sin visitas, no hay publicidad; sin publicidad, no hay sueldos, no es suficiente con las subvenciones que pudieren recibir. Y la inmediatez prima junto con la cantidad, que se consigue destripando cada contenido para generar a su vez nuevos contenidos: con rapidez, siendo los primeros y, si puede ser, los únicos.
Sin duda, una corrupción en cadena.
Quizá sean periodistas, no lo sé, pero en mi opinión no hacen Periodismo.
Y en parte, los entiendo, no creas que no:
entiendo que no todo el mundo puede llevar sus ideales hasta el final,
que no todo el mundo puede renunciar a un trabajo porque vaya en contra de sus principios.
Y, entiendo también, que no todo el mundo tiene mi mismo criterio.
😳 Mientras tanto, los usuarios reenvían, comparten, comentan y alientan, critican… sin ser realmente conscientes del valor de comportamiento en el entorno digital.
Nos tienen donde quieren…
Sin leer.
Desinformados sólo por lo tendencioso de un titular controvertido que busca tu atención…
Dispuestos a destripar a quien no piense como nosotros.
¿Y quién puede parar eso?
Generan contenido, sin parar, y en tu mano está tragártelo, digerirlo o rechazarlo.
Tú decides: 🔲🤢 🔲🤮 🔲😷
Disculpa por la crítica.
Pero como periodista, tenía que decirlo.
Y como parte de la audiencia, también.
Y como persona, claro.