Ya está disponible el ensayo La abuela Pepa tenía pito. Con una portada trasgresora, no solo por el contraste entre el amarillo y el negro, sino también por su tipografía clásica en armonía con una poco insinuante letra T que dota de sentido al título. Entrevistamos a Almen Molten, la autora de este peculiar texto que explica anécdotas reales de la vida cotidiana desde otra perspectiva.

P: La abuela Pepa tenía pito…. ¿Es verdad?
R:
Eso dicen de ella. La abuela Pepa existió de verdad, era mi bisabuela, la abuela paterna de mi madre. Y, obviamente, por limar curiosidades, no tuvo pito físicamente, pero como tenía mucho carácter, eso decían en la familia de ella. Y todavía lo dicen. A escondidas, claro, nadie se habría atrevido a decirlo a la cara. Primero, porque en su momento era una auténtica barbaridad decir eso; y luego, porque si tanto carácter tenía nadie se hubiese envalentonado de esa manera, no deja de ser un insulto por gracioso que pueda parecer. Pero este ensayo no trata sobre ella de forma exclusiva, ni de su pito. Trata de medir el éxito en centímetros, de ahí este arranque.

Portada del ensayo La abuela Pepa tenía pito.

P: Al menos en la portada queda claro que sí tenía pito…
R:
No sé si la portada es una osadía. Puede ser, y en parte lo siento. Pero exactamente igual de osado, o incluso menos, que decir de una mujer que tiene pito porque tiene carácter, porque saca a su familia adelante, porque tiene coraje. Eso sí nos debería ofender, esa masculinización de los logros de la mujer, de la que por cierto se habla en estas páginas. La portada es atrevida, es cierto, me costó varios días de reflexión lanzarme con ella, pero este ensayo es una reivindicación de principio a fin, y debe serlo también desde la portada. Si nos provoca sensaciones extrañas ver un pito asociado al concepto “abuela”, ahí tenemos una de las claves de este manuscrito.

P: ¿Cuáles son las otras claves?
R:
Las otras claves son el día a día, la sociedad, el cambio social que nos estamos atreviendo a vivir y a provocar. Las historias reales, que lo son, para bien y para mal. La mirada feminista, la que busca la igualdad entre individuos. Igualdad de oportunidades, de trato, de roles, de reconocimiento, de valía, de referentes… Igualdad en todas las esferas, salvo en la biológica, claro, que es la que nos diferencia como individuos dentro de una especie. Iguales como personas. Por cierto, personas es femenino y engloba a todo el mundo.  

P: ¿Cómo surge este ensayo?
R: En un momento de culmen profesional, en todos los sentidos, a nivel académico. Acababa de defender mi segunda tesis doctoral, esta vez en Periodismo, con mención cum laude. Estaba totalmente desencantada con el ámbito universitario. No de la investigación en sí, que también, sino del universitario. Nada podía haber salido peor, con 0 oportunidades, y compaginando mi trabajo científico, por cero euros, con mi trabajo en el sector privado. De hecho, con el depósito de la tesis en trámite, estuve a punto de retirar la solicitud y no presentarla. Había dedicado 10 años de mi vida a la investigación y estaba hasta la coronilla y muy cansada de todas las dificultades vividas. Y entonces, un poco antes de leer la tesis, en mitad de un caos administrativo, llega a mí un enlace de un concurso de ensayos organizado por una diputación provincial. Pensando que nunca me darían el premio, que por cierto así fue, me lancé a escribir La abuela Pepa tenía pito, porque sentí que había llegado el momento de volver a la acción social como periodista, como comunicadora y como persona dentro de la sociedad. Sentí que la igualdad también es mi responsabilidad a pesar de mi situación acomodada. Y aquí está el resultado, en forma de libro.

P: La abuela Pepa tenía pito habla de los chistes sin gracia, de la complicidad ante los malos tratos, de tocar una teta, de cenas de empresa y de aquello que está normalizado… A muchos les puede parecer que no es nada nuevo. ¿Por qué invitas a leerlo?
R: Y por desgracia no lo es, no es nada nuevo. La sociedad está en cambio y, aunque hemos avanzado mucho, no tanto como nos gustaría: queda muchísimo por hacer. Y con este ensayo, con el que se pretende analizar el día a día de las personas frente al machismo, lo podemos ver. Y digo personas porque el machismo también les afecta a ellos, en muchos sentidos. Puede que el tema no sea original en estos tiempos. Y digo “estos tiempos” porque ahora el feminismo es percibido más que nunca como una amenaza, como algo que lo invade todo y que pretende arrancar parte de nuestras raíces. Pero es que es así. El miedo y el rechazo ante los cambios es normal, a nivel individual y como sociedad y este libro también habla sobre eso. No sé si el tema es original, pero quizá sí lo sea la forma de contarlo. En las bases del concurso de ensayo que inspiró esta obra pedían originalidad en la redacción y eso fue lo que pretendí, contar las historias de siempre desde otra perspectiva y con otro estilo. Por eso hay que atreverse a leerlo.

P: ¿De dónde han salido estas historias?
R:
Del día a día. La mayoría las he vivido yo personalmente. Otras me las han contado. Hace mucho tiempo pedí en Facebook que me contaran historias vividas en las que predominara el machismo porque estaba escribiendo un ensayo. Fue tremenda la respuesta. Y lo más curioso es que muchas de esas anécdotas tenía un patrón que se repetía: la situación de tápate el escote, llamar a una embazarada tupper, los chistes sin gracia o los piropos que son insultantes como “vaya tetas”, la valoración del físico o el menosprecio por ser mujer en el trabajo, prohibirle algo a alguien en nombre del amor (para que lo nuestro dure), el ponerse del lado de agresor o justificarlo en contra de la mujer, el hombre rascándose y la mujer trabajando en tareas domésticas, prohibir que una mujer vaya a algún sitio como “muestra de amor”… Lo más grave no es que estas historias sean reales, que sin duda lo es, sino que no son un hecho aislado. Muchas personas se verán idenficadas y pensarán, “eh, esta es mi historia, ¿cuándo he contado yo esto?” Y quizá no lo hayas contado, es que son cosas que ocurren a muchas, por desgracia. Son las historias de todas, no solo mías. Por desgracia, otra vez…

P: En este ensayo encontramos palabras inventadas y otras poco frecuentes, como soportadoras, machirulo, hembrismo, veintecentimistras… acuñadas especialmente para este texto. ¿Cómo han surgido y cómo se aplican?
R: Para mí son conceptos que existen en nuestra sociedad, aunque hasta ahora no le hayamos puesto nombre. Y otras palabras sí existen, pero normalmente no las hemos usado en este sentido. ¿Cómo es posible que no exista la palabra hembrismo? Porque es impensable, socialmente hablando, la supremacía de la mujer sobre el hombre solo por ser mujer, ¿verdad? Pero sí existe el machismo, como palabra y como concepto. Sobre el resto de los conceptos por los que preguntas, lo mejor es leer el ensayo para contextualizarlas y sobre todo para no destripar todo el contenido…

P: ¿A quién va dirigido este ensayo?
R:
A la sociedad. A mujeres y hombres, de todas las edades. A todas aquellas personas que quieran obtener una mirada diferente del día a día de esa parte del todo que sufre el machismo. Es para reflexionar. No pretendo que nadie cambie de opinión, ni sentar cátedra. Lo que pretende La abuela Pepa tenía pito es mostrar lo que vivimos desde otra perspectiva. Aportando datos oficiales y de carácter científico. Me ha costado mucho decidirme por lanzarlo, por muchos motivos, pero sobre todo porque estas historias son reales. Pero, por otro lado, que en estas historias nos veamos muchas personas representadas, que cualquiera puede pensar que la historia es propia, es un reflejo de todo lo que debemos caminar todavía respecto a la igualdad social. Creo que hay que atreverse a escribirlo y también hay que atreverse a leerlo.

P: ¿Quién es Almen Molten?
R:
Yo.

P: ¿Leeremos más obras de este pseudónimo?
R:
Sí.  

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Un comentario en «Una T con forma de pene: “ahí tenemos una de las claves de este manuscrito”»

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