No sé por dónde empezar.
Quizá preguntando por qué estábamos esperando una dimisión que se ha quedado donde sus disculpas, a la vuelta de la esquina.
Hablo de Rubiales, sí.
Porque él no se ha disculpado con Jenni Hermoso. Él se ha justificado ante el machismo más prepotente.
Debería haber dimitido justo cuando se agarró sus genitales en el palco. Al margen de que lo hiciera delante de la máxima autoridad de España, que casi es lo de menos. Agarrándose su miembro, se supone, le hacía un guiño al entrenador de la selección, que hacía el mismo gesto para alabar que una jugadora (mujer) hubiese metido un gol.
Irrespetuoso con su jugadora, con su equipo, con el equipo contrario. Con la audiencia. Con las personas que estaban en el palco.
Luego, por si fuera poco, este alarde de mala educación y machismo futbolístico -que no entiendo porqué forma parte de este deporte, ni de alguno-, ocurre lo del beso en la boca.
Antes de darle un beso en la boca, Rubiales agarra con firmeza por el cuello a Jenni Hermoso. Esto me parece tremendo, porque no deja margen de maniobra y te expone al capricho de quien te sujeta. Y luego, el beso, justificado por un momento de celebración y euforia.
Un beso a una jugadora profesional. A una mujer que, en ese momento, se encuentra trabajando. Ámbito laboral. Sí, trabajando. Repito: trabajando.
Después de unos días donde la resaca del éxito se ha visto eclipsado por completo, llega el día de la no-dimisión. Un éxito deportivo, un éxito social, un éxito para la mujer…. a un segundo plano.
Este día no debería haber llegado.
Algún responsable debería haberlo impedido y haber destituido a este individuo de su cargo. Por el Dios Fútbol, por los fans, por la sociedad.
Pero no.
En un auditorio repleto mayoritariamente de hombres, hemos tenido que taparnos los oídos para no escuchar el trueno de una aplaudida palabrería cargada de machismo, amparada por la mirada de las hijas de Rubiales.
Unas hijas a las que, según él, podría besar de la misma manera que a Jenni Hermoso, de forma libre de cualquier erotismo. No voy a meterme en cómo besa a sus hijas, eso lo sabe cada padre. Pero Jenni Hermoso no es una de ellas.
El principal problema, que a su vez es un problema social, es que este individuo no sabía, y ahora no quiere hacerse saber, que ha hecho algo mal.
Otro problema es que ha pedido opinión y apoyo a sus subordinados. ¿Quién se enfrentará al jefe..?
Luego, alguna prensa deportiva y él mismo han hecho responsable a la víctima. No, disculpen: Jenni no ha dejado caer a nadie. Rubiales ha llenado su mochila de vómito y ahora se ha tirado al vacío con todo su equipo lleno de ácido. No es culpa de Jenni ni del feminismo.
Decir públicamente que esto no es una agresión y lanzar la reflexión de qué pensarán las mujeres que «realmente han sido agredidas» me parece de machismo avanzado. Es una agresión. Punto. Menos violenta que otras, pero lo es. Y seguramente, si preguntamos a mujeres violadas -que supongo que se refiere a ellas con su comentario- estas mujeres estarán de acuerdo en que las agresiones se corten y condenen, desde sus manifestaciones y estadios iniciales, para no llegar a la punta del iceberg, para no sumar una más a las 1.222 mujeres asesinadas por hombres desde 2003 hasta ahora.
Sigue sin dimitir.
Sigue en su puesto.
Con el apoyo del seleccionador, dicen, tras subirle el sueldo.
Sigue sin ser destituido.
Vergonzoso.
Algunos futbolistas han manifestado su apoyo. Algunos, más bien pocos.
Han pedido su dimisión y otros dicen que no volverán a la selección aunque sean convocados hasta que esto cambie.
GRACIAS.
En algunos comentarios en redes sociales he leído que estos jugadores que han dado su apoyo no son suficientemente buenos y no volverán a la selección de todas formas.
Me da igual.
Estos hombres, sean o no convocados, le están plantando cara a un sistema desigual y machista. Se han expuesto públicamente y eso seguro que les cierra alguna puerta y les llueve alguna crítica gratis.
Por supuesto, sin el apoyo de los hombres, a los que el feminismo también protege, la igualdad y el cambio social son imposibles.
Gracias por vuestro apoyo de nuevo.
Es más: GRACIAS de nuevo.
A Rubiales hay que agradecerle el aumento de la venta de antiácidos y protectores de estómago para poder digerir toda esta mierda. En ese sentido, gracias por fomentar el comercio local.
Si queréis, otro día, hablamos de cuando Jorge Vilda le toca un pecho a la segunda entrenadora. Y del premio del aumento de sueldo por apoyar a un agresor:
Almen Molten
Que la culpa no era mía,
ni de cómo iba,
ni de cómo vestía.
El agresor eres tú.
[…] también en el ámbito laboral.Y entonces, cuando estás trabajando, te tocan el culo, el pelo o te dan un pico.Esto ha sido grabado, en directo. Difundido. Y entonces, como lo vemos, podemos juzgarlo.¿Se […]