Si estás cansado de que tus clientes o compañeros de trabajo entiendan la comunicación como un juego y tus herramientas como un juguete, esta entrada es para ti.
Un día, un amigo me preguntó qué tal me había ido el día.
“He pasado todo el día haciendo dibujitos y recortando con tijeras de punta redonda por la línea de puntos“, le respondí muy seria. Y él, a cambio, me dedicó una sonrisa socarrona con la que, supe, nos hicimos cómplices de mi ironía.
LUCHAR CONTRA LA CULTURA DE LO GRATIS
Seguro que si te dedicas a la comunicación en alguna de sus formas – producción audiovisual, fotografía, diseño web, maquetación, redes sociales, locución… cualquiera- te ha tocado vivir estas expresiones que ponen los pelos de punta:
– ¿Eres fotógrafo? Yo tengo una Nikon
– ¿Eres periodista? Yo tengo un blog
– ¿Tú haces vídeos? Yo he hecho estos días un vídeo con unas fotos familiares con Window Maker, ¿tú qué programa usas?
Y otras perlas por el estilo con las que se comparan años de formación, prácticas, experiencia e inversión de tiempo y dinero… con un hobby. Hagamos un breve repaso a algunas cuestiones. Igual que si tengo el Operación, no soy cirujano….
- Quien tiene un blog no se convierte de forma automática en periodista, ni en comunicador
- Quien usa canva.com no es experto en campañas de marketing y diseño
- Quien usa un editor de WordPress no se transforma en diseñador web
- Quien tiene un móvil que graba no tiene porqué saber grabar ni conocer la narrativa audiovisual, que es una cosa que se estudia y requiere años de formación
- Quien usa una app o un editor amateur para hacer un vídeomontaje no es editor de piezas audiovisuales
- Quien monta presentaciones en power point no se convierte en un buen orador, ni en un buen comunicador, por el simple hecho de realizarlas
- Que tengas redes sociales y publiques en todos tu canales digitales no quiere decir que sepas gestionar tu marca o que seas capaz de generar una estrategia (de hecho, solo por curiosidad, ¿publicas los mismos contenidos en todas las redes? En ese caso, tengo noticias para ti…).
La diferencia entre los primeros y los segundos de esta lista está clara: el conocimiento, la formación, la experiencia, la experticia… en definitiva, la profesionalidad. Y eso, tiene un coste. En todos los sentidos.
Parte del problema de trabajar en el sector de la comunicación es luchar contra estas creencias, directamente relacionadas con el mundo de lo gratis y el mercadillo de contenido audiovisual en el que vivimos. Por un lado, como mi móvil graba y puedo abrirme un blog y configurar una página web con mis propios medios por 0€, creo que no tengo que contratar y pagar a un profesional, ¡si yo mismo puedo hacerlo! (lo gratis, sí; lo profesional, no puedes). Por otro, como puedo publicar todos mis contenidos indiscriminadamente, creo que eso me hace competitivo en el sector (mercadillo de contenidos).
Otra parte del problema es que, siendo imprescindible y la base de cualquier relación humana, la comunicación está infravalorada y menospreciada. Una vez me dijo un compañero:
“Hazme un dibujo de esos que tú haces para enviar una comunicación“
Esos dibujos son diseños. Es preciso conocer un programa que te permita maquetar, que conozcas las teorías de comunicación sobre la lectura, que conozcas, también, las técnicas de composición audiovisuales, que sepas determinar el público objetivo al que te diriges y construyas en base a una rama de especialización que se llama comunicación corporativa y que también se estudia. Aquel día mi compañero de trabajo redujo 14 años de formación continua y 14 años de experiencia a un taller de manualidades amateur.
Otro día, otro compañero, que se supone que es experto en comunicación o al menos presume de ello, me dijo:
“Prepara un vídeo con estas características. ¿Lo tendrás para mañana, verdad?”
Si quieres un vídeo para mañana, lo ideal es que me lo hayas encargado hace varios días. En ese momento, mi compañero redujo 14 años de formación continuada y 14 años de experiencia a una grabación por ZOOM y una edición con Windows Maker.
CONSEJO: EXPLICA LO QUE CUESTA Y LO QUE VALE REALIZAR TU TRABAJO
Cuando lleves a cabo una entrega a un cliente, a tu jefe, a un compañero -siempre dependiendo de cada situación, obviamente no siempre hace falta ni se puede- es una buena idea explicar cuánto cuestan las cosas. Por ejemplo, si te han pedido realizar un vídeo en muy poco tiempo y percibes que parte de esa exigencia pasa por el desconocimiento de todo lo que implica grabar, cuéntalo de una forma agradable, pero con firmeza. Haz valer tu esfuerzo, tu trabajo y tu conocimiento, los materiales que has necesitado y el tiempo invertido.
Debemos ser los primeros que luchemos por posicionar nuestro trabajo en el lugar merecido. Y por merecido me refiero a transmitir la importancia de contar con un profesional para comunicar; de hacerlo valer económicamente, pero también respecto a la reputación de la propia comunicación y de nuestra profesionalidad.
Es trabajo de todos los comunicadores hacer valer nuestro trabajo.
Y no, por mucho que tu móvil grabe, tú no sabes grabar…
La imagen de portada es de F de Fifi
Excelente artículo