1. El feminismo es propio de la izquierda más radical
No es cierto: el feminismo es un movimiento social y filosófico, no político. Han sido los políticos los que han usurpado al feminismo de su propia causa, por lo que es preciso diferenciar entre políticas e ideología feminista. Que los valores feministas se puedan y deban aplicar a través de políticas sociales no quiere decir que sea algo propio de un partido u otro.
El feminismo es un compromiso social a favor de la igualdad entre las personas que la componen.

2. El feminismo es sólo para mujeres
También protege a los hombres. Las personas feministas no buscan el exterminio del hombre, sino la participación de ambos géneros por igual en la sociedad. El hecho de insultar al movimiento llamándolo feminazi es sólo una defensa del sector machista ante la amenaza del cambio a favor de la igualdad. De hecho, el feminismo no se entiende sin la implicación del hombre. El feminismo precisa la acción y la voluntad de mujeres y hombres para construir una sociedad en condiciones de igualdad.
Desbancar los roles de género tradicionales es la principal misión del feminismo. Ello conlleva que tanto hombres como mujeres puedan desarrollarse sin cumplir cánones establecidos.
El feminismo acoge nuevas masculinidades y feminidades y nuevas formas de expresión de género y sexualidad, propias de una sociedad avanzada y libre. Protege a la sociedad y la hace más igualitaria ya que busca la libre expresión de los individuos.

3. Ya existe la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral
Lo cierto es que no. Según cifras oficiales, el salario más frecuente de una mujer es un 27% más bajo que un hombre en nuestro país. Y los puestos de responsabilidad directiva en España sólo lo ocupan menos del 35% de las mujeres. Según estos datos, puede concluirse que existe una desigualdad de oportunidades en el ámbito laboral. La pregunta es por qué. Por poner algún ejemplo, las mujeres resultan más caras para las empresas que los hombres, por nuestra propia cultura social: suelen abandonar con más frecuencia su puesto de trabajo para ocuparse de los cuidados de la familia, piden más reducciones de jornadas para asumir responsabilidades domésticas y además, por su propia naturaleza, son ellas las que se quedan embarazadas.
Mantener viva la mentira de la igualdad de oportunidades argumentando que existen leyes que garantizan la igualdad de género es quedarse corto en cuanto a explicaciones. Precisamente porque la desigualdad ha sido y es real, es un hecho empírico que puede medirse en términos económicos y sociales, ha hecho falta una regulación. Al identificarse un problema social, este se regula por Derecho, por lo que podemos afirmar que el desequilibrio existe precisamente por ello. No obstante, atendiendo a las cifras, queda mucho por conseguir.

4. El feminismo promueve denuncias falsas por violencia de género
Desde 2009 hasta 2021 se presentaron en España casi dos millones de denuncias por violencia de género: exactamente un total de 1.870.923. De todas ellas, 153 han terminado en sentencia condenatoria por denuncia falsa.
Esto quiere decir que, en un margen de 12 años, un 0’008% de las denuncias por violencia de género han sido falsas. A su vez, interponer una denuncia falsa es un delito penado por el Código Penal español, en su artículo 458: por tanto, consecuentemente, se aplica la condena correspondiente con las penas de prisión de seis meses a dos años y multa de tres a seis meses, por falso testimonio.
En caso de interponer una denuncia falsa contra un hombre por malos tratos, la mujer no quedaría impune ante la comisión de un delito. Así que esto no es un argumento en contra del feminismo, ya que este número tan elevado de denuncias por violencia de género requiere regulación y conciencia social ante el problema.

5. La violencia de género y machista son un invento del feminismo
Sí que existen estos tipos de violencia, aunque la mujer y la sociedad las soporten. Las cifras hablan por sí solas. ¿Cómo llamamos a casi 50 mujeres asesinadas al año a manos de sus parejas o exparejas y a toda la violencia previa que sufren esas mujeres, sumadas a aquellas que no son asesinadas y no vemos ni oímos? ¿Cómo llamamos a eso que provoca que haya cinco mujeres violadas al día en España?
Muchos antifeministas argumentan que se trata de un invento, que este tipo de violencias no requieren un nombre especial porque son sólo eso, violencia. Lo cierto es que, para poder resolver el problema de la violencia que el hombre ejerce sobre la mujer per se, es necesario atender a la causa que lo origina: es decir, el machismo. Al identificar el problema y la causa hemos podido tipificarlo y ordenarlo jurídicamente, exactamente igual que ocurriere con cualquier otro delito.
Por tanto, no se trata de un invento del feminismo, sino de una realidad social que precisa soluciones y estas se han encontrado a través de este movimiento.

6. La legislación especial por violencia machista va en contra del hombre inocente
No es cierto. Lo que pretende es aportar una regulación y una protección a un colectivo que sufre una especial amenaza reconocida. No se trata de condenar al hombre sin juicio previo, pues la presunción de inocencia y otros derechos son invulnerables. Se trata de aplicar una medida especial, como ya se hace en otros ámbitos del derecho: por ejemplo, en el caso de los delitos por terrorismo, que son juzgados con un régimen legal diferente por su condición de causar terror en la población. En España hay más mujeres asesinadas por violencia de género que personas asesinadas por terrorismo y, en general, nadie duda de esta medida punitiva contra atentados.
El hecho de la existencia de denuncias falsas por violencia de género tampoco es un argumento para eliminar esta legislación especial. Pensemos por un momento en los seguros de salud, del hogar, de vehículos… en este aspecto, también existe el fraude y no por ello, para evitarlos, prescindimos de los seguros o de las mutuas.

7. El feminismo favorece a las mujeres porque se lo pone todo más fácil
No las favorece por el hecho de discriminar al hombre por ser hombre, simplemente pretende fomentar la igualdad real forzando el cambio social. Ese cambio social consiste en modificar el monopolio masculino estructural, algo que el machismo entiende como una amenaza radical por la pérdida de sus privilegios.
Es un argumento antifeminista el doble rasero en las pruebas físicas de acceso a funcionariado, donde las mujeres tienen un baremo más bajo que los hombres. Que haya un mínimo en los hombres no implica que esos hombres que pasan rasamente la prueba no tengan suficiente fuerza. Exactamente igual que en las mujeres, es una forma de cribado. Como la altura, que ya existía antes del feminismo y era excluyente. Todas las personas que superan esas pruebas, con más o menos éxito, son igualmente válidas y, obviamente, hay personas más fuertes que otras, pero útiles según los criterios establecidos para ese puesto. Ese rasero, por ejemplo, no existe en pruebas intelectuales. Es como decir que el feminismo favorece a la mujer porque ella puede tener hijos y el hombre no. Las diferencias biológicas son indiscutibles, con sus ventajas y sus inconvenientes.
Cuando se identifica un problema social, siempre se regula mediante Derecho. Eso exactamente ha pasado: ante la desigualdad estructural que potencia un mundo masculinizado, fue precisa una regulación del problema para garantizar la no-discriminación de la mujer. Y así, entre otras, apareció la ley de paridad.
Un ejemplo sobre cómo la balanza no se inclina a favor de la mujer en cuanto a políticas de igualdad fue la aparición de la baja por paternidad: para que el hombre la disfrutara, la mujer debía renunciar a los días correspondientes de su baja a favor del padre. Por suerte, eso ha cambiado y ahora cada progenitor puede disponer de su permiso independientemente.
El feminismo no favorece a la mujer por ser mujer, sino que busca favorecer a los individuos de la sociedad a partes iguales.

8. Las mujeres también matan y nadie protege a los hombres
Sí protegemos a los hombres, lo hace el Derecho, al igual que a las mujeres. La diferencia es que la proporción de mujeres asesinas de hombres frente a mujeres asesinadas por ellos es de 1/7. Pero sobre la violencia de género y machista, otra cuestión, la fundamental, es que en estas cifras horribles no existe una desigualdad de la mujer sobre el hombre (hembrismo). En España los hombres violan a 5 mujeres al día y asesinan a más de 40 al año, simplemente por ser mujeres. Los hombres no están expuestos por ser hombres, mientras que las mujeres sí tienen riesgo de sufrir violencia por el hecho de serlo, por un mero condicionante de género que forma parte de la estructura social, que no es una opción, y que requiere solución.
Por tanto, el Derecho protege a los hombres como a las mujeres, pero aquellas que son víctimas de violencia de género reciben -o debieran recibir- una atención especial.

9. Ya no se puede decir nada, con el feminismo cualquiera es un violador o acosador
El discurso de “cualquier tiempo pasado fue mejor” es una herramienta de rechazo a los cambios sociales muy vieja y carente de argumentos. Los antifeministas acusan al feminismo de recortar libertades, pero lo cierto es que no es así: definir las diferentes formas de violencia, tanto físicas como verbales, y conseguir la protección de un colectivo vulnerado por el machismo es un avance social del que debemos estar orgullosos (Apunte: llamamos a las mujeres ‘colectivo’ precisamente por su situación de vulneración cuando suponen casi la mitad de los individuos de la población).
Violaciones, acoso, agresiones sexuales y asesinatos de hombres a mujeres ha habido toda la vida. Ahora, gracias a la tecnología, la comunicación y la conciencia social promovida por el feminismo, hombres y mujeres visibilizan esta lacra a favor de una sociedad mejor y más justa. Dejar de soportar la violencia de género y machista es una necesidad social, y no sólo de las mujeres, sino también de los hombres.

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Realizado por Barrutia y Molten (2023)

Imagen de portada de este post de Roland Schwerdhöfer en Pixabay

Un comentario en «9 mentiras que debes conocer sobre el feminismo»

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